El árbol Mangostán (también
llamado Garcinia Mangostana Linn) da lugar a
frutos, que poseen el mismo nombre que el árbol, y a los que también
podemos llamar mangostín, mangostino o mangosto.
Este fruto posee forma de esfera,
y está compuesta de una corteza de origen leñoso y grueso llamada pericarpio, y
que es la que tiene en su interior la pulpa del mangostán, conformada por 5-7
gajos sabrosísimos. Al principio tiene un color bastante amarillo, y ya madura
coge color a camino entre el morado y el rojo. La parte que se come de la
fruta, llamada pulpa interna, posee color blanquecino. Si la probamos veremos
que es jugosa y suave, y con sabor azucarado y dulzón,
con sabores a caballo entre melocotón y frambuesa, similar a las uvas, y
posee un gran aroma. Es conocida como “la reina de las frutas”.
En la medicina tradicional ha
sido usado muchas veces el pericarpio del mangostán durante muchos años en el
sudeste de Asia para combatir infecciones de la piel y de las heridas, y también para combatir la
disentería amebiana. En la medicina ayurvédica también se utiliza bastante,
normalmente como antiinflamatorio, y para trata la disentería y el cólera entre
otras.
El Mangostán tiene una gran
cotización principalmente por su sabor y su consistencia, y por eso ha logrado
llegar a ser un alimento muy preciado en la alimentación al sureste de Asia.
Actualmente en Europa ha aumentado mucho la demanda de este alimento,
convirtiéndose en un cultivo de los de mayor importancia, originado por el
incremento de su consumo en el panorama mundial.
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